La realidad actual muestra que las universidades se van interesando crecientemente por la calidad de la docencia y por la formación de sus profesores. Las sociedades modernas delegan en la educación superior la tarea de desarrollar en los estudiantes las habilidades que les permitan operar de manera eficaz donde se demanden.
Las transformaciones que está viviendo el mundo actual en materia económica, educativa, social, política y cultural, unidos a los grandes avances de la ciencia, la tecnología y la información. Han provocado el surgimiento de nuevos requerimientos y prácticas de gestión de enseñanza para el docente, para que este responda de forma eficiente y efectiva a los cambios que experimentamos hoy en día en estos sectores.
Sabiendo la gran responsabilidad que demanda la realización de la labor educativa y teniendo en cuenta la vertiginosa evolución de las tecnologías en los últimos tiempos, el docente debe encarar con decisión la capacitación en el uso de modernas herramientas que faciliten la construcción de nuevos aprendizajes. Estas tecnologías deben verse como instrumentos, como medios de apoyo al profesor y nunca como sustitutos del mismo.
La educación Superior en el Siglo XXI - la perspectiva estudiantil de la UNESCO señala que los cuatro pilares en los que se debe fundamentar la enseñanza de los jóvenes universitarios son: aprender a ser, aprender a hacer, aprender a conocer y aprender a vivir con los demás. Para poder cumplir cabalmente con estos objetivos se requiere de docentes no solo sean especialistas en sus materias, sino con vocación pedagógica.
Martínez, F (1999) propone que el docente universitario del Siglo XXI debe ser capaz de capacitar al futuro profesional en 6 aspectos: habilidades de aprendizaje permanente, habilidades de comunicación, habilidades de colaboración , habilidades creativas, capacidad para sobrevivir al cambio dinámico y capacidad de adaptación.
Ser un docente a nivel superior es ser un profesional capacitado, con mentalidad social, científica, cultural preparado a establecer enseñanzas-aprendizajes, dinámicos, creativos, preparado para manejar las diferentes herramientas didácticas, actualizado en como ejecutar las diferentes metodologías, técnicas de enseñanza. Quien reflexione sobre sus prácticas de enseñanza, ser competente de una concepción humanista en la educación, ser un sujeto que orienta, motiva, quía a desarrollar el potencial del estudiante o cliente.
Debe mantenerse, que el docente asuma su propia condición como una importante función social y asuma su objetivo no por necesidad , sino por vocación.
Ubicar al docente universitario frente a los desafíos de la época en toda una tarea compleja donde debe intervenir las políticas integrales de Estado, que regulen y dirijan, para que pueda facilitar aprendizajes significativos y hacer del aula un centro de producción y difusión de saber con pertinencia social, en el contexto de una sociedad del conocimiento.
Desarrollar en el docente universitario el sentido de compromiso social en la formación de profesionales críticos, transformadores, emprendedores, con sólido arraigo nacional, sin perder la visión de ciudadanos del mundo por su participación consiente en la formación de una sociedad que se caracterice por la interdependencia económica es decir que logre transformar al estudiante para asumir un trabajo en la dirección donde se le presente.
“El educador para el siglo XXI, escribe el profesor colombiano Alvaro Recio, será un pedagogo-investigador con una honda formación humana y social, de modo que se convierta en agente de cambio de él mismo, de sus alumnos y de la comunidad circundante.” ...“La enseñanza se orientará, también, a que el alumno aprenda a trabajar, a investigar, a inventar, a crear y a no seguir memorizando teorías y hechos.
Debe participar en el proceso educativo. Debe prepararse para la auto-formación, auto-educación y auto-evaluación. Lo cual significa que el estudiante debe adquirir la responsabilidad de orientarse a sí mismo y de manejar su propia formación.
En una educación bajo esta concepción el educador debe ser un animador o estimulador y, además, debe trabajar en equipo con sus alumnos para identificar y seleccionar los problemas, para que no memoricen sino que aprendan a utilizar todos los medios de información desde la biblioteca, la radio, el cine, la TV, el TV cable, y a cómo acceder a las bases de datos nacionales e internacionales. La pedagogía para la educación permanente debe ser renovadora, activa, liberadora, que fomente la iniciativa, la creatividad y el desarrollo de un proyecto de vida personal y social. Esta situación implica para el educador, primero que todo, el tener que encontrarse consigo mismo, y la necesidad de poseer herramientas teóricas, conceptuales y metodológicas que le permitan conocer a profundidad el medio y a sus educandos. Debe además, dominar el campo del conocimiento específico para ejecutar su profesión como educador y tener elementos que le permitan profundizarlos, aplicarlos y estar en permanente actualización.”